El lugar que hoy ocupa la Hostería Cuca la Vaina albergó una casa de aperos y pajar, una pequeña casa de Juntas y una tercera casa que fue vivienda de arrieros maragatos. A finales del pasado siglo la salud de estos tres edificios era más bien escasa.
La peor parte se la llevaba la vieja casa de arrieros, la de mayores proporciones, y a la que habían invadido las zarzas, las malas hierbas y algunos arbustos que amenazaban con inundar de ramas y de hojas la totalidad de las antiaguas estancias.
La casa del Tío Vaina, que así llamaron durante muchos años en Castrillo de los Polvazares a esa vieja casa de arrieros, tuvo por última inquilina a una mujer, hija del Tío Vaina, y a la que todos conocieron y llamaban con el sobrenombre de Cuca.
Cuando nacía la idea de crear la actual Hostería, la propiedad rebuscaba -aparte de la financiación- un nombre que diera entidad al proyecto. En 1993, año de la construcción del nuevo edificio, la hija del Tío Vaina, Cuca, era tan sólo un recuerdo en algunos de los habitantes del pueblo.
La vieja casa de arrieros, que se había quedado sola con las malezas que crecían sin control en el patio, la conocían esos pocos vecinos de prolongada memoria con el nombre de LA CASA DE CUCA LA VAINA.
A nosotros nos pareció que era un nombre hermoso. Y adecuado para designar un lugar para el descanso y el buen comer.
131 comentarios